Como hemos especificado en otros artículos, las acciones son las palancas que impulsan y activan la cultura empresarial. Por ello, tras definir un modelo de cultura compartida entre la organización y las personas que forman parte de ella deberemos activarlo.
Cómo lograremos trasladar el encaje entre cultura de la empresa y cultura del equipo requiere de una profunda reflexión. Pero todavía más tiempo requiere decidir cómo activaremos esta unión de culturas una vez ambas están integradas. Ese es el camino para hacer realidad, de forma conjunta, una cultura compartida.
Construir una cultura compartida requiere identificar diversos tipos de persona en la organización
El primer paso será entender con cuántas tipologías de usuarios nos relacionamos desde la organización. Cada una de ellas debe englobar a un gran conjunto de personas con motivaciones, objetivos y maneras de trabajar similares. Se diferenciarán en función de diversos aspectos, tales como:
Ambiente de trabajo y seguridad: ¿Qué ambiente esperan o buscan en la organización? ¿Promueven prácticas integradoras? ¿Son líderes o seguidores?
Compañeros: ¿Cuál es su nivel de relación interpersonal? ¿Son extrovertidos o introvertidos? ¿Trabajan en equipo o son más individualistas?
Conciliación laboral-personal: ¿Separan el mundo laboral y personal, o apuestan por la conciliación?
Relación con superiores: ¿Su relación es positiva y constructiva, o ven a sus superiores como una amenaza?
Libertad / Proactividad: ¿Demandan libertad para proponer y actuar en base a sus principios? ¿Se ajustan a su “job description” y no buscan ir más allá?
Formación y desarrollo: ¿Ven el trabajo como una oportunidad de desarrollo personal y profesional? ¿Demandan beneficios de formación mientras trabajan?
Desarrollo de iniciativas personales: ¿Buscan el encaje entre el trabajo y las iniciativas personales? Van más allá de su trabajo para proponer iniciativas que mejoren el desempeño global de la empresa?
Beneficios sociales: ¿Escogen una organización en base, entre otras cosas, a su intervención e impacto social y medioambiental? ¿Promueven acciones responsables dentro de la empresa?
Una vez entendamos cuáles son los distintos tipos de persona que conforman la cultura organizativa podremos crear itinerarios especializados para cada una.
Construir una cultura compartida requiere trazar itinerarios adaptados a cada tipología de persona
De la misma manera que estos tipos de persona no tienen una experiencia idéntica en la organización, nosotros no podemos tratarles de la misma forma.
A través de un itinerario adaptado crearemos diversas tipologías de relación. Esta relación se diseñará y mapeará de acuerdo a grandes fases y momentos específicos en cada fase, que permitirán poco a poco profundizar en el grado de cultura compartida que la persona vive. Al mismo tiempo, en cada momento y a través de puntos de contacto específicos, la organización contribuye a alcanzar sus percepciones, necesidades y objetivos.
Integración: Alinear, desde un punto de vista personalizado, los distintos roles y objetivos. Hacer que todas las personas “vivan la compañía” desde su parcela individual.
Desarrollo: Impulsar al equipo desde diversos territorios, para facilitar un desarrollo personal y profesional óptimo que refuerce el sentido de propósito de cada empleado.
Aportación de valor: Cuando la cultura es realmente compartida y vivida, el equipo contará con la voluntad y las capacidades de dar lo mejor de sí a favor de la organización.
De la estrategia a la acción hay sólo un paso
Una vez establecido el mapa general deberemos crear acciones que impulsen la estrategia global y den visibilidad a nuestra cultura empresarial. Pueden ser acciones puntuales en el tiempo (un evento, un sorteo, un concurso…que requiera de la participación de todos) o de duración más prolongada, como en el caso de un portal online de marca empleadora donde expliquemos nuestra propuesta de valor al talento que actualmente tenemos entre nosotros y al que queremos atraer.
Lo importante es hacer llegar la cultura empresarial a las personas y visibilizar que esto está ocurriendo. Si no, difícilmente podremos tener una cultura empresarial viva.
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