Ante todo, hay que ser consistentes. Es el primer principio de una relación. A los humanos nos hace sentirnos seguros de un cierto grado de predictibilidad. Saber que cada día saldrá el sol, que cuando se tira una pelota al aire cae…
Cuando las relaciones se complican, porque hay muchos canales de venta y/o contacto, esa consistencia lo es todo. Hace que la marca genere una imagen de marca fuerte. Con valores reconocidos más allá de lo que se diga, porque se vive de esa manera.
Otra cosa es que ser consistente rara vez entusiasma. Ser una Love Brand, requiere del efecto sorpresa. Exceder lo que se esperaba, un detalle inesperado, un flash de frescura es lo que hace sentirse vivo y especial.
Es cierto que hay que tener cuidado con estas innovaciones para que siempre sean algo que encaje con la personalidad de la marca.